Simio + Gyula Kosice
Textos de Hernan Vera Alvarez
Fotos de Oliverio Torre
El diálogo de las especies recobradas
Muchacho loco, el petronilo. ¿Una entrevista en la que un grupo de rock y un artista hablan sin la menor preocupación de historia, música, tiempos pasados y otras cuestiones? No, no: es muy arriesgado, los chicos sólo quieren rock y pensar en lo que mañana van a ponerse para impresionar a la nenita de turno. Ser arrogantes. Eso, nada más. Pero bueno ¡qué podemos hacer! Estrangular al staff, esperarlo en la esquina y… ¡puf!, darle su merecido. No, eso es para los carteros. Mejor no leer más la revista, decir lo que todos pensaban, que no eran más que un par de muchachos confundidos con la vida, que siempre hicieron cosas raras y se escapaban de la casa. ¡Ay!… habrá que resignar el buen gusto e inmiscuirse en las páginas. El correo de lectores tendrá su merecido.
Fotos de Oliverio Torre
El diálogo de las especies recobradas
Muchacho loco, el petronilo. ¿Una entrevista en la que un grupo de rock y un artista hablan sin la menor preocupación de historia, música, tiempos pasados y otras cuestiones? No, no: es muy arriesgado, los chicos sólo quieren rock y pensar en lo que mañana van a ponerse para impresionar a la nenita de turno. Ser arrogantes. Eso, nada más. Pero bueno ¡qué podemos hacer! Estrangular al staff, esperarlo en la esquina y… ¡puf!, darle su merecido. No, eso es para los carteros. Mejor no leer más la revista, decir lo que todos pensaban, que no eran más que un par de muchachos confundidos con la vida, que siempre hicieron cosas raras y se escapaban de la casa. ¡Ay!… habrá que resignar el buen gusto e inmiscuirse en las páginas. El correo de lectores tendrá su merecido.
La biografía de Gyula Kosice dice que nació un mediodía de 1924. Escultor, plástico, teórico y poeta argentino, es uno de los precursores del arte de vanguardia cinético y lumínico. Estudió dibujo y modelado en Academias Libres. También fue cofundador de la revista Arturo (1944), entre otras publicaciones. En el ’46 creó el Movimiento de Arte Madí. Es el primer artista en el mundo que trabajó con estructuras lumínicas y con gas neón. ¡Epa! Señala que en la estructura hidráulica introdujo el agua como elemento esencial de sus obras. Padre de la ciudad Hidroespacial ya preconizada ne la revista Arturo (“El hombre no ha de terminar en la tierra”, aseguró) ha realizado esculturas monumentales, recorridos hidroespaciales, hidromurales. Sus obras figuran en museos y colecciones privadas de Argentina, América Latina, Estados Unidos y Asia. Como informan los artículos consultados para éstos diálogos, Kosice “ha marcado una época en la historia del arte”. Luego de leer la nota no estaría mal contemplar las obras de Gyula Kosice. Es un espectáculo de buen gusto.
Mientras tanto, la gente de Simio no posee una ficha técnica tan abultada y es lógico que sucede: tienen cuatro años de formación. Sin embargo, las biografías son un excelente traje para que luego de perecer el personaje, los historiadores se encarguen de recorrer paso a paso los hechos y las no menos pintorescas intimidades que seguro tendrá el muerto. Así funciona. Pero Simio todavía conserva buena salud. Si ayer nomás la gente los vio tocar en el Cátulo Castillo, y ya están próximos a grabar otro demo. La música del grupo ofrece un heterogéneo compendio de tecno-rock, disco y hip-hop. Electrónica y guitarras. LADO A “En mayo del ’95 terminamos de ser un quinteto. Con el transcurrir del tiempo se fueron decantando las impurezas y fuimos quedando el material más fino”, sugiere Lito Castro, tecladista y dj del grupo. De una manera elegante explica los cambios sufridos a lo largo de su carrera. “Sí, fuimos adoptando cierta tendencia a las máquinas y samplers”, dice Marcelo Chávez (voz y guitarra), como para desplazar el diálogo a una zona interesante y, por qué no, movilizadora. Continúa: “sufrimos una metamorfosis. Al principio, cuando me junté con Lito, teníamos la idea de hacer canciones y algo de rap, pero nunca con una forma totalmente acabada en ese estilo. También hubo una necesidad que es la que hoy estamos abordando y viviendo. Cuando se van los integrantes hay que solucionar ciertos vacíos que eso genera. Por otra parte, la idea de resolverlo sin tener que traer a otros músicos, es decir, trabajando sólo con la computadora y los samplers y algunos teclados era demasiado agradable”. “Ahora tenemos una especie de laboratorio. En lo que respecta a mi trabajo, me reparto entre un tecladista y disparar secuencias todo el tiempo. Las nuevas tendencias se integran muy bien con el grupo” comenta Lito y prende un cigarrillo. El humo sale despacio. Es una mañana de frío propicia para honrar el hábito de la nicotina. “Sí, siempre fuimos muy curiosos con las cosas que nos rodean” afirma el baterista Jorge Castro. En el escenario que es el rock nacional, ¿están un poco solitarios por la propuesta que generan, si tenemos en cuenta que hoy las luces enfocan al circuito más visceral? Lito: Sí. Algo de eso existe; pero la idea de un artista es hacer lo que le gusta. Punto. Si algún día vas a hacer plata es bueno, pero de última hay que estar contento con el alma. La gente recién ahora se está enganchando; no somos una galletita de chocolate, no se puede digerir así no más la propuesta de la banda. Me parece que somos bastante hincha pelotas (risas). Marcelo: Lo que estamos haciendo ahora quizá tiene más impacto físico. Hay una complejidad siempre, casi barroca, pero hay una música por algún lado más bailable y entonces el público se engancha. Ahora por contraste ¿cómo trabajan las letras? Marcelo: Siempre las laburamos desde la música. Creo que después de haber terminado una melodía, en ese preciso momento aparecen. Lito: Bueno, generalmente. Porque hay veces que los temas vienen de la guitarra y luego los destrozamos y llegan hasta donde quieren… Marcelo: Pero la letra no es lo que más nos ponemos a laburar. Claro que tratamos de hacer letras que nos interesen y que no digan pavadas. O cualquier boludez. Igual siempre las letras salen a partir de la música. A veces de la guitarra y otras de la computadora, es decir, cuando las melodíoas se integran a la máquina. Lito: En una portaestudio de cuatro canales grabamos un demo para contactarnos. Ahora estoy haciendo un estudio y me doy cuenta de que eso es para gente que tiene plata… (risas). La idea es grabar ahí y hacer las cosas por nosotros mismos, al menos lo que compete a la grabación. Creo que estamos bastante capacitados. No quiero ser arrogante, pero venimos laburando desde hace tiempo. Marcelo: Lito también grabó para otros grupos… Lito: Sí, ¡o la gente viene y me pide! (risas). Pero sí, estuve grabando para una producción independiente de El Matadero, que se fueron muy contentos; y después con un grupo de hip hop que se llama Santa Mónica, aunque ahí estuve más en la parte de programación y armado de los temas. Los chicos me traen una idea y después la trabajamos juntos. Es difícil en este país hacer una propuesta con máquinas, ya que quizá el público de rock no está acostumbrado a esa variante. Jorge: Sí, por supuesto que es extraño, pero eso nos sale. Es bueno que la música electrónica llegue a la gente común, y no darle apenas lo que a ellos les llega de los medios masivos. Marcelo: Sí, puede ser que sea arriesgado pero tampoco somos unos freaks que estamos en otro planeta y esas cosas… ¡No! (risas) De pronto, en la pequeña sala donde se desarrolla el diálogo con Simio, la tranquilidad que da el aire fresco se ve interrumpida, y no por músico y otros artificios tal vez vagos. No. Es por el artista Gyula Kosice. Con una sonrisa agradable, los ojos celestes, el cabello blanco, se aproxima a la mesa de madera en la que los integrantes del grupo y el periodista de petronilo! conversan. Viste la ropa de trabajo y parece feliz: toda su vida ha estado inmiscuido en los colores, las formas y la obsesión, la necesaria y única que permite cumplir con la perfección que implica el arte. Tiene las manos curtidas y pronto va a cumplir apenas 80 años. Kosice: Me gustó eso que escuché mientras arreglaba una pieza. “La letra emana después de la música”. Sí, es verdad. Al fin de cuentas, como fenómeno ciudadano sabemos que lo que más convoca a la juventud es la música; ya no son las artes visuales. Porque la música ¿qué es al final? Un suceder contínuo. Entonces… ninguna clase de artistas importantes que conozcamos pueden reunir en Ferro 70 u 80 mil personas. Se me ocurre que también en el mundo del espectáculo eso está sucediendo. Entonces se unen las dos cosas porque participa la presencia del espectador con sus movimientos, con sus gritos, con su júbilo para escuchar una determinada banda. En el caso de ustedes, van a llegar a eso, pero hay que ver si toman las posibilidades que dan los otros medios: si es electroacústica, si solamente se manejan con instrumentos tradicionales o elemntos digitales. Nosotros con el grupo Madí creamos hace poco un subgrupo e hicimos cosas animadas, tridimensionales, con la computadora. Marcelo: Usted con el Madí quiso romper con la pintura representativa… Kosice: Totalmente. Para nosotros toda la pintura surrealista es literaria. De tomar lo inconsciente como un elemento de participación directa con respecto a la realidad. Nosotros queríamos destruir el marco regular, los noventa grados del marco tradicional, y empezamos por recortar; después lo tomaron los norteamericanos, pero nosotros lo hicimos 25 años antes… (se ríe) El Río de la Plata fue en algún momento la vanguardia en el mundo, porque ellos hacían la guerra y nosotros hacíamos la revista Arturo, el manifiesto Madí, en fin, arte. ¿Dónde se publicó el manifiesto Madí? Kosice: Sale en un volante en el ’46. Porque no nos daban galerías porque decían que lo que hacíamos era una cosa de locos. En el diario Clarín publicaron: ‘¡Esto es cosa de locos!’ (risas) Marcelo: Y de drogados… había una crítica que decía que el autor había fumado opio o morfina… (risas) Kosice: Sí, ¡es verdad! Nosotros buscábamos galerías pero nadie nos daba importancia. ¡Era una cosa de locos! Yo inventé el nombre porque me quedó grabada desde chico la frase ‘Madrid, Madrid, no pasarán los republicanos españoles’. Y con el concepto de invención, que ya teníamos en arte concreto, había que inventar un nombre que nada más signifique la denominación de un grupo que no tenga relación mas que con eso mismo. Y ahí, entonces, empieza el nombre. Claro que muchos lo confunden con Movimiento de Arte de Invención y otros inventos y apropiaciones que, ahora, los hay a patadas. Porque todos tienen su boliche aparte. |
LADO B
Kosice: En el mundo no hay nada, absolutamente nada que sea estático. En este momento todo está en movimiento: nosotros, la tierra. Pero con el Manifiesto Madí también proponíamos las esculturas a control remoto (risas). Tomábamos la vanguardia en la medida en que nuestra civilización nos la ofrecía. Es decir, le dábamos un carácter de júbilo a la vida y a las tradiciones, pero no copiábamos el pasado. Tratábamos de crear una escuela y un estilo que se definiera vanguardia por sí misma.
Marcelo: Es increíble como eso contrasta ahora con la cosa de fin de siglo. En la época del ’40 o ’50 había una especie de júbilo por el adelanto, la ciencia, la evolución. Ahora hay toda una mano apocalíptica. Uno trata de proyectarse en el futuro y se topa con una pared. Yo alucino con usted por esa cosa de proyectar siempre; de ser el primero en llegar a la escultura móvil, el primero en trabajar con el neón, la luz, el agua…
Kosice: Al neón lo copiaron en todo el mundo; al agua todavía no la copio nadie (alza la voz, como emocionado)
Marcelo: Gyula, la NASA tomó ideas de las ciudades ¿entienden? Es como un Julio Verne argentino…
Kosice: Un buen día llego a la NASA y hago unas presentaciones. Ellos me dicen: ‘Tecnológicamente es posible mantener un hábitat en el espacio’. Es como si fuera un helicóptero pero con otro que puede trasladarse de un lado para otro, pero en éste caso es una casita, llamémosla vulgarmente así, con una caja de reacciones nucleares en frío. Es lo mismo que un submarino nuclear: ya no se manejan más a combustible. Esto se puede quedar en plataformas suspendidas. Pero eso no significaba futuro, sino posibilidades de compartir el conocimiento que uno tiene dentro de la ciencia contemporánea y ver qué es lo que pasa. Era una forma de mover la palanca de la imaginación. Llevé el proyecto a Tokio y me dijeron que era interesante pero no redituable. Muy caro…
Marcelo: ¿Pero usted en serio quería hacer una ciudad hidroespacial y llevarla al espacio?
Kosice: No, no, quería saber si realmente se podía hacer en serio, ya que no soy ingeniero. En Estados Unidos y Tokio me afirmaron que sí se podía hacer; pero que no era redituable. Siempre el problema económico… Entonces les dije: ‘pero ustedes, norteamericanos, ¿por qué no dejan de fabricar armas por 24 horaas y ya tienen el prototipo hecho?’
Lito: Sí, totalmente.
Marcelo: Claro.
Kosice: Y ellos igual me contestaron: ¡No nos interesa! (risas de todos)
Marcelo: El progreso para ellos eran las armas.
Lito: Claro, claro…
Kosice: Siempre fue así. Ahora entramos a un milenio y cambiamos de centuria. Se juntan las dos cosas en el mismo momento y entonces cabe la intención de pensar que esa propuesta de júbilo, de vivir, de desarrollar la imaginación va a abarcar a todas las manifestaciones estéticas. Y a toda forma de vida que esté conformando las manifestaciones de cada arte. Cuando vino este hombre… este hombre… bueno, lo voy a tener que mirar en la foto que tengo pegada en la pared (El pintor va. Vuelve) Ray Bradbury.
(todos): ¡¡¡Ah, Bradbury!!!
Kosice: ¡Claro! El decía prácticamente lo mismo: ‘no hay que condicionar lo nuevo por sí mismo, sino en qué medida se dan las calidades’. Y el aporte de lo nuevo se da por la calidad del resultado final de una obra. Yo tenía un absoluto: la moneda del arte es buena cuando es válida para todos y es de todos. No para todos. ¿Entienden? Yo, cuando termino una obra ya no me pertenece más, aunque siga siendo el autor.
Lito: Es de la humanidad…
Kosice: Es un hecho comprobable que la Gioconda es útil también porque sirve para ilustrar una lata de membrillo…
(risas de todos) Marcelo: La arquitectura es lo que más se aproxima a lo que usted dice: el arquitecto proyecta algo y después se habita y es parte de la vida del hombre.
Kosice: La arquitectura y ahora con más libertad se han creado módulos y recorridos, espacios internos mucho más atrevidos. De cualquier manera es un arte no representativo: es presentativo. La música que hacen ustedes supongo que debe ser así, porque pueden entrar muchísimos factores que ustedes desconocen. La obra de arte habla.
(Los tres integrantes de Simio): Totalmente.
Marcelo: Es increíble como eso contrasta ahora con la cosa de fin de siglo. En la época del ’40 o ’50 había una especie de júbilo por el adelanto, la ciencia, la evolución. Ahora hay toda una mano apocalíptica. Uno trata de proyectarse en el futuro y se topa con una pared. Yo alucino con usted por esa cosa de proyectar siempre; de ser el primero en llegar a la escultura móvil, el primero en trabajar con el neón, la luz, el agua…
Kosice: Al neón lo copiaron en todo el mundo; al agua todavía no la copio nadie (alza la voz, como emocionado)
Marcelo: Gyula, la NASA tomó ideas de las ciudades ¿entienden? Es como un Julio Verne argentino…
Kosice: Un buen día llego a la NASA y hago unas presentaciones. Ellos me dicen: ‘Tecnológicamente es posible mantener un hábitat en el espacio’. Es como si fuera un helicóptero pero con otro que puede trasladarse de un lado para otro, pero en éste caso es una casita, llamémosla vulgarmente así, con una caja de reacciones nucleares en frío. Es lo mismo que un submarino nuclear: ya no se manejan más a combustible. Esto se puede quedar en plataformas suspendidas. Pero eso no significaba futuro, sino posibilidades de compartir el conocimiento que uno tiene dentro de la ciencia contemporánea y ver qué es lo que pasa. Era una forma de mover la palanca de la imaginación. Llevé el proyecto a Tokio y me dijeron que era interesante pero no redituable. Muy caro…
Marcelo: ¿Pero usted en serio quería hacer una ciudad hidroespacial y llevarla al espacio?
Kosice: No, no, quería saber si realmente se podía hacer en serio, ya que no soy ingeniero. En Estados Unidos y Tokio me afirmaron que sí se podía hacer; pero que no era redituable. Siempre el problema económico… Entonces les dije: ‘pero ustedes, norteamericanos, ¿por qué no dejan de fabricar armas por 24 horaas y ya tienen el prototipo hecho?’
Lito: Sí, totalmente.
Marcelo: Claro.
Kosice: Y ellos igual me contestaron: ¡No nos interesa! (risas de todos)
Marcelo: El progreso para ellos eran las armas.
Lito: Claro, claro…
Kosice: Siempre fue así. Ahora entramos a un milenio y cambiamos de centuria. Se juntan las dos cosas en el mismo momento y entonces cabe la intención de pensar que esa propuesta de júbilo, de vivir, de desarrollar la imaginación va a abarcar a todas las manifestaciones estéticas. Y a toda forma de vida que esté conformando las manifestaciones de cada arte. Cuando vino este hombre… este hombre… bueno, lo voy a tener que mirar en la foto que tengo pegada en la pared (El pintor va. Vuelve) Ray Bradbury.
(todos): ¡¡¡Ah, Bradbury!!!
Kosice: ¡Claro! El decía prácticamente lo mismo: ‘no hay que condicionar lo nuevo por sí mismo, sino en qué medida se dan las calidades’. Y el aporte de lo nuevo se da por la calidad del resultado final de una obra. Yo tenía un absoluto: la moneda del arte es buena cuando es válida para todos y es de todos. No para todos. ¿Entienden? Yo, cuando termino una obra ya no me pertenece más, aunque siga siendo el autor.
Lito: Es de la humanidad…
Kosice: Es un hecho comprobable que la Gioconda es útil también porque sirve para ilustrar una lata de membrillo…
(risas de todos) Marcelo: La arquitectura es lo que más se aproxima a lo que usted dice: el arquitecto proyecta algo y después se habita y es parte de la vida del hombre.
Kosice: La arquitectura y ahora con más libertad se han creado módulos y recorridos, espacios internos mucho más atrevidos. De cualquier manera es un arte no representativo: es presentativo. La música que hacen ustedes supongo que debe ser así, porque pueden entrar muchísimos factores que ustedes desconocen. La obra de arte habla.
(Los tres integrantes de Simio): Totalmente.
.
¿De qué se nutren, tanto el artista Gyula Kosice como el grupo Simio, para que luego eso quede plasmado en sus obras?
Kosice: Yo diría que en primer lugar el punto de partida es la vocación. Y la vocación nace. En mi caso me tocó ver desde muy chico imágenes de Leonardo da Vinci y empecé a copiar los dibujos de él. Yo no sabía leer. Más adelante, me interesaron las máquinas; y claro, el fue un gran inventor: el submarino, de alguna manera el avión, máquinas de guerra, canales hidráulicos y ¡también pintó! Es decir, uno aporta una cosa y después viene lo otro: la autenticidad y la inspiración. Esas sos…
Lito: ¿Pero vocación qué es? A mi me pasa que es una cosa más de apasionamiento, de necesidad de volar…
Kosice: Bueno, llamala así…
Lito: … de devorar cosas nuevas, de siempre necesitar conocer e informarse y ver.
Kosice: Claro, uno se desarrolla cuando quiere hacer lo que le gusta. Se apasiona. Vos ves algo que te gusta y lo querés empezar a hacer.
Marcelo: No podés estar sin hacer eso…
Kosice: Exacto. Entonces no es un gusto: es una vocación. Y si te ponen obstáculos, cuanto más hayan para que esa realidad se concrete de alguna manera, más auténtico sos, y el arte no depende de la economía porque nosotros estábamos muertos de hambre. Nunca vendimos nada… Y yo estaba trabajando en una imprenta…
(Todos los integrantes de Simio): Claro, es lo que nos pasa a nosotros.
Jorge: Yo trabajo en un kiosko y siempre estoy pensando en lo que a mí me gusta. Entonces, ahí me doy cuenta de que tengo una vocación, pasión por lo que hago. Porque yo puedo vender cigarrillos y cada vez que vendo uno estoy pensando en la batería. En ningún trabajo que tuve pude concentrarme. Siempre estaba pensando en la música, en cómo podía sonar tal o cual cosa. O trataba de armarme una batería en la cabeza. Creo que esa es la vocación que yo pienso. Me levanto a la mañana y pienso en eso: la batería. Y si un día me sale algo mal, estoy amargado. Porque me puede dejar una chica, bueno, está bien; pero me quivoco con la batería y está todo muy mal… Porque trato de dormir a la noche y me doy cuenta de que mi cuerpo está en movimiento.
Lito: Creo que la cosa se trata de eso, de perder el control.
Kosice: No crearse límites con la imaginación.
Marcelo: Usted, Gyula, estaba recién hablando del progreso y siempre tomar las cosas a favor del artista. Pero sabemos que los avances de la humanidad siempre vienen con pro y con contra. ¿Cómo hacemos para tomar los pro? Porque uno es la manufacturación del arte.
Kosice: El problema del múltiple juega en contra porque se pueden copiar miles y millones de grabados. Y pinturas, aunque esculturas no tanto. Lo que pasa es que confundimos costo con el real valor de una obra. El costo de una obra de Frida Kahlo es una fortuna pero el valor no es lo que le asignan los directores de los museos, ni la publicidad paga, ni la crítica. Todo eso es un conglomerado. Así van creando una falsificación del valor. Y a los jóvenes de ahora les interesa tener éxito, estar en las instalaciones y lo más rápido posible. Y pasarla bien. Lo que pasa es que no van a las bibliotecas a estudiar, no van a las academias a aprender, no van a interiorizarse, aparte de la imaginación que tienen. No tratan de aprender de algunos elementos que los ayuden.
Kosice: Yo diría que en primer lugar el punto de partida es la vocación. Y la vocación nace. En mi caso me tocó ver desde muy chico imágenes de Leonardo da Vinci y empecé a copiar los dibujos de él. Yo no sabía leer. Más adelante, me interesaron las máquinas; y claro, el fue un gran inventor: el submarino, de alguna manera el avión, máquinas de guerra, canales hidráulicos y ¡también pintó! Es decir, uno aporta una cosa y después viene lo otro: la autenticidad y la inspiración. Esas sos…
Lito: ¿Pero vocación qué es? A mi me pasa que es una cosa más de apasionamiento, de necesidad de volar…
Kosice: Bueno, llamala así…
Lito: … de devorar cosas nuevas, de siempre necesitar conocer e informarse y ver.
Kosice: Claro, uno se desarrolla cuando quiere hacer lo que le gusta. Se apasiona. Vos ves algo que te gusta y lo querés empezar a hacer.
Marcelo: No podés estar sin hacer eso…
Kosice: Exacto. Entonces no es un gusto: es una vocación. Y si te ponen obstáculos, cuanto más hayan para que esa realidad se concrete de alguna manera, más auténtico sos, y el arte no depende de la economía porque nosotros estábamos muertos de hambre. Nunca vendimos nada… Y yo estaba trabajando en una imprenta…
(Todos los integrantes de Simio): Claro, es lo que nos pasa a nosotros.
Jorge: Yo trabajo en un kiosko y siempre estoy pensando en lo que a mí me gusta. Entonces, ahí me doy cuenta de que tengo una vocación, pasión por lo que hago. Porque yo puedo vender cigarrillos y cada vez que vendo uno estoy pensando en la batería. En ningún trabajo que tuve pude concentrarme. Siempre estaba pensando en la música, en cómo podía sonar tal o cual cosa. O trataba de armarme una batería en la cabeza. Creo que esa es la vocación que yo pienso. Me levanto a la mañana y pienso en eso: la batería. Y si un día me sale algo mal, estoy amargado. Porque me puede dejar una chica, bueno, está bien; pero me quivoco con la batería y está todo muy mal… Porque trato de dormir a la noche y me doy cuenta de que mi cuerpo está en movimiento.
Lito: Creo que la cosa se trata de eso, de perder el control.
Kosice: No crearse límites con la imaginación.
Marcelo: Usted, Gyula, estaba recién hablando del progreso y siempre tomar las cosas a favor del artista. Pero sabemos que los avances de la humanidad siempre vienen con pro y con contra. ¿Cómo hacemos para tomar los pro? Porque uno es la manufacturación del arte.
Kosice: El problema del múltiple juega en contra porque se pueden copiar miles y millones de grabados. Y pinturas, aunque esculturas no tanto. Lo que pasa es que confundimos costo con el real valor de una obra. El costo de una obra de Frida Kahlo es una fortuna pero el valor no es lo que le asignan los directores de los museos, ni la publicidad paga, ni la crítica. Todo eso es un conglomerado. Así van creando una falsificación del valor. Y a los jóvenes de ahora les interesa tener éxito, estar en las instalaciones y lo más rápido posible. Y pasarla bien. Lo que pasa es que no van a las bibliotecas a estudiar, no van a las academias a aprender, no van a interiorizarse, aparte de la imaginación que tienen. No tratan de aprender de algunos elementos que los ayuden.
.
¿En qué medida el misticismo juega un papel en la obra de ambos?
Kosice: Creo que uno se crea más que un misticismo un mito, el mito de la obra de arte. El mito es de alguna manera el resabio de todos los aconteceres que tuvimos como resabios de las civilizaciones como arquetipos. Y nosotros también los tenemos, pero en escala menor, por ahora. Tenemos nuestros antecesores. Yo estoy más influenciado de las escuelas anteriores que de los místicos.
Jorge: En nosotros juega un papel pero no es tan importante.
Ahora bien ¿qué opinión le merece a Gyula Kosice el rock o las canciones de Simio y a ustedes qué les sugiere la obra del artista?
Kosice: Creo que el rock está tomando elementos de mucha espectacularidad y no sé si es beneficioso. No sé. Para la música en sí, creo que un poco distrae la composición, pero es importante que siga con eso para imponer ese tipo de música. Sin eso, no se puede llegar a lo otro. Es el trampolín. Me están diciendo que utilizan elementos electrónicos y me parece que eso llega al descubrimiento de sonidos no reconocibles hace 50 años. Sonidos nuevos, que para mi eran insospechados que salieran de un arte digital, llamémosle así. Es increíble. También es increíble cuando quiero hacer una escultura… ¡las variantes que me da, el tiempo que no pierdo! Después, claro, falta lo otro: la respiración de cada artista, el ponerse a romper todo esto, y lo que queda es sólo la imaginación del autor. Que eso después se transfiere a la sociedad. Eso es lo que está funcionando ahora acá.
Marcelo: Lo que siempre nos interesó de él es precisamente lo que te decía antes: hacerse cargo del tiempo en que está hoy y romper las cosas. Trabajar con elementos que la civilización utiliza. Y siempre adelantado, proyectando cosas. La obra de Gyula Kosice es de hoy y mañana. Siempre recibir la energía del ahora y seguir adelante. Yo vi una exposición en el ’91 y era como entrar a otro planeta. Es un maestro.
Kosice: Creo que uno se crea más que un misticismo un mito, el mito de la obra de arte. El mito es de alguna manera el resabio de todos los aconteceres que tuvimos como resabios de las civilizaciones como arquetipos. Y nosotros también los tenemos, pero en escala menor, por ahora. Tenemos nuestros antecesores. Yo estoy más influenciado de las escuelas anteriores que de los místicos.
Jorge: En nosotros juega un papel pero no es tan importante.
Ahora bien ¿qué opinión le merece a Gyula Kosice el rock o las canciones de Simio y a ustedes qué les sugiere la obra del artista?
Kosice: Creo que el rock está tomando elementos de mucha espectacularidad y no sé si es beneficioso. No sé. Para la música en sí, creo que un poco distrae la composición, pero es importante que siga con eso para imponer ese tipo de música. Sin eso, no se puede llegar a lo otro. Es el trampolín. Me están diciendo que utilizan elementos electrónicos y me parece que eso llega al descubrimiento de sonidos no reconocibles hace 50 años. Sonidos nuevos, que para mi eran insospechados que salieran de un arte digital, llamémosle así. Es increíble. También es increíble cuando quiero hacer una escultura… ¡las variantes que me da, el tiempo que no pierdo! Después, claro, falta lo otro: la respiración de cada artista, el ponerse a romper todo esto, y lo que queda es sólo la imaginación del autor. Que eso después se transfiere a la sociedad. Eso es lo que está funcionando ahora acá.
Marcelo: Lo que siempre nos interesó de él es precisamente lo que te decía antes: hacerse cargo del tiempo en que está hoy y romper las cosas. Trabajar con elementos que la civilización utiliza. Y siempre adelantado, proyectando cosas. La obra de Gyula Kosice es de hoy y mañana. Siempre recibir la energía del ahora y seguir adelante. Yo vi una exposición en el ’91 y era como entrar a otro planeta. Es un maestro.