De perro candinatale
Textos de Cristian Estrella Fotos de Sandra Spoliansky y Hernán Laita ¿Por qué el guitarrista y cantante de Perrocandil eligió a Juan Di Natale para compartir la entrevista?: “Cuando salió Spinetta en Inrockuptibles (n°17) me gustó cómo había hecho la nota… a mi me encanta Spinetta, pero da la sensación de que todos tienen demasiado cuidado cuando lo entrevistan. Es como que nadie le puede decir nada… y me pareció bárbaro que alguien se haya animado a preguntarle algo”. Acaso sea ese el espíritu que quiso juntarlos, y el que abrigue a la próxima hora y media de charla. Quizás sea el mismo que Gabriel entrega a sus canciones, y el que Juan deposita en la revista, en CQC o en sus programas en Rock & Pop. Miércoles en Villa del Parque. Gabriel Rotbaum (25) llega antes y cruzamos al almacén a por una cajita de té. Cuando nos vamos, la caja registradora operada por un chino emite esa música binario-cabaretera y luego el fémino “gracias, hasta pronto”. Surrealismo puro. Juan Di Natale estará conduciendo rumbo a la redacción, según las indicaciones recibidas cuando llamó desde la radio para confirmar que vendría. Tal vez recordando en su viaje los temas del cd que le acercamos una semana antes. “Es que por ahí me llaman de Caiga y tengo que salir cagando a hacer un móvil”, explicaba para justificar su reducida disponibilidad horaria. Lo que nos espera es terreno desconocido, pero está muy lejos de nuestros planes una expedición al estilo “Almorzando con Mirtha Legrand”. Perrocandil tiene casi tanto tiempo de vida como la del albino periodista en radio. Spinetta tiene tanta presencia entre nosotros como la que un desempleado establece ante un exprofesor de la UBA y un periodista calentando agua. Probablemente esa trilogía sea la que explique el por qué de la aparición de Luis Alberto, como un virtual cuarto integrante en el inicio del reportaje. En otra habitación una Inrockuptibles reza “Todo lo que ha ejercido una influencia grande no puede ser ya enjuicidado”. ¿No puede ser ya enjuiciado? Juan: A mi me parece que lo que pasa con Spinetta y también con García, que obviamente son muy distintos, es que meten demasiado su vida privada… y como la gente lo sabe practicamente todo de ellos, son ellos mismos los que tienen la necesidad de mostrar con cada disco nuevo que se sienten renovados y… se me ocurre que también pasa con los artistas en general. Con el paso de los años necesitan encontrar en algo que les dé como… vida nueva… renovarse. Muchos genios, cuando llegan a los cuarentaypico o cincuenta, cambian de mujer. Yo tengo esa teoría: buscan una mujer veinte o treinta años más jóven y de ésta manera tienen una sensación de virilidad recuperada, o sea, ‘yo que tengo cincuenta años me garcho a ésta pendeja de veinticinco, y todavía soy un hombre’… y ahí es cuando sienten que de alguna manera también su genio aparece revitalizado. ¿Y por qué esa necesidad de regenerarse en formas ya… transitadas? Se supone que para muchas culturas el paso del tiempo es sinónimo de sabiduría… Gabriel: Creo que de última él se ganó esa imagen… no importa lo que Spinetta quiere hacer de su vida, pero, por ejemplo, a mi me jodió cuando se separó de la esposa… (risas)… yo no lo conozco, pero cuando pasó dije ‘¿cómo el gurú se va a rebajar a la carne?’. Igual puede hacer lo que quiera con su vida y con sus discos… Y es cierto. De un lado son muchos kct’s para pocos periodistas, y del otro quizás la música tenga la obligación de ser en sí misa, sin que su éxito depende de la respuesta que se supone tiene que tener. Juan Di Natale conoce el camino. Comenzó a meterse en los medios “un poco de casualidad”. Cursó el secundario en el Pellegrini, luego se abocó a la carrera de letras, y eventualmente fue profesor de un taller de radio en el ciclo básico. Después fue convocado junto a Leo Fernandez por un amigo que trabajaba en la producción comercial de La TV Ataca, en ese momento en Canal 2…
Juan:… y fuimos. Empezamos a hacer encuestas, boludeces. Cuando La TV Ataca se iba a Canal 9, en medio de una negociación, trabajamos en Semanario Insólito, con Becerra, haciendo móviles truchos y todo eso. En ATC nos querían para otro proyecto con Alfred Olivieri en el que después estuvo Pettinato. Mario también quería que nos fuéramos para Canal 9, y en ese interín es cuando pasamos a la Rock & Pop. ¿Tuviste puntos de inflexión como los que tiene una banda independiente? Juan: Siempre es una negociación, es como la gran diferencia entre entrar en un medio mainstream y ‘trabajar por tu cuenta’. Son tus intereses y los intereses del medio, y el resultado de lo que hagas es el resultado de esa negociación. Con respecto a las bandas, es cierto que son demasiados cassettes para pocos periodistas… yo, sinceramente, no escucho todo lo que me llega. En realidad me basta con escuchar un cachito para darme cuenta si me interesa o no. Igual eso no necesariamente le da un valor al material en cuestión. También creo que dentro de ese grupo relativamente reducido de periodistas, existen opiniones diversas. No sé cual es la que vale más, basta con mirar el Síy el No y te encontrás con posiciones muy distintas… por hablar del establishment del rock argentino, ¿no? ¿Y cómo ves al rock argentino? Juan: Tal vez lo más interesante de ésta década proviene de los grupos que empezaron a fines de la década pasada haciendo cosas bien distintas, y que hoy ya tienen 3 o 4 discos. De alguna manera son grupos grandes. Eso está por un lado, y después toda la movida del rock independiente, que puede o no tener relación con los otros. A la vez es el camino más duro y el más complicado. Ahora también hay dj’s promocionados casi como un grupo de rock… Juan: Es un reflejo del espíritu de los tiempos. Es un reflejo de lo que pasa afuera, hay gente pensando en lo mismo al mismo tiempo y en distintos lugares… Gabriel: Siempre la cuestión entre tecnología y rock tradicional está oscilando. Soda Stereo en su momento era la renovación, y… en los ’80 no podías hacer temas acústicos. Ahora se volvió a eso. Después de lo sónico, que era lo moderno, en cierta forma se volvió al rock. Y bueno… después también apareció el tecno con gente como Björk, pero siempre está la oscilación… Hace poco, Gabriel, me comentaste que ibas a mandarle un kct a un periodista de La Nación que escribió un artículo donde hablaba de la escasez de temas tristes en el rock nacional… Gabriel: Sí. Además citó a los Smiths… Juan: Bueno, yo pude notar en ustedes que la impronta de los ochenta está bastante clara… a mí me hacía pensar bastante den Don Cornelio… Y no es casualidad. Federico Gahzarossian (bajista de Los Visitantes), produjo a Perrocandil en tres ocasiones. “Es una voz que respetamos todos, no como una ley pero si como una opinión que desempata”, amplía el estudiante esporádico de antropología, quien luego reincide con énfasis sobre el amiguismo en los medios. Para él, existe un sector de la prensa rockera que “estimula o inventa movidas”. Gabriel: … fue muy notorio con la cuestión sónica, y ahora con lo de las raves. Juan: Bueno, creo que hay un costado de oportunismo importante, por parte de algunos periodistas y… Gabriel: Sí, bueno, esa es la necesidad de estar al día, de crear cosas nuevas y de tener primicias. Montolivo (quien además atiende la disquería Fénix) me decía que los periodistas no pueden influir tanto, y que de repente hay un disco que está bueno pero que si no le dan bola lo tienen que poner de oferta. El caso de “Ok Computer” de Radiohead, a pesar de que me encanta, no hay forma de justificarlo si no es por el periodismo. Es decir, ahora la edición nacional viene con un sellito que dice ‘el mejor álbum según Rolling Stone’. Yo acá nunca ví algo así. Radiohead es un grupo que se puede permitir un simple de 7’ porque tiene el respaldo del periodismo, pero eso es algo que no inicia en el público. Juan: No sé, porque el sellito de Rolling Stone en un disco de Radiohead es una transa entre la revista y la compañía discográfica. Yo no sé… Radiohead fue el grupo que el año pasado más pegó en el festival de Glastonbury. Tocaron para 200.000 personas y no sé si eso lo puede lograr una campaña de prensa. Gabriel: Seguro que no, pero para mí a la gente se la prepara desde el periodismo. Me acuerdo del Love Parade (fiesta rave alemana de 150.000 personas) y una nota aparecida en Revolver, donde se cuestionaba ‘por qué a los músicos tecno no les iba bien en Argentina’, y de haber pensado que eso iba a cambiar a partir de que determinados periodistas lo preparen. Quizás está bien que sea así. Juan: Yo creo que detrás de cada gesto periodístico hay una idea de lo que es el periodismo, explícita o no. Es raro que un suplemento “jóven” de un diario publique todas las semanas por lo menos una nota sobre raves o música electrónica, y sobre todo si es “el gran diario argentino”. Pero también hay un movimiento del periodismo que es el de apropiarse de determinados productos y tendencias, para luego decir ‘yo fui el primero que habló de esto, soy el vocero de ésta determinada producción’, y no necesariamente tiene que ser así. Para mí es posible definir un estilo de hacer periodismo, o hacer periodismo a partir de una serie de contenidos. Dicho de otra manera, se puede exponer un caudal de información a partir de un detonante puntual, o acotar la variedad desde ese lugar, lo cual me parece un poco… monótono. Gabriel: ¿Vos querés decir que por ahí una cosa es lo que los periodistas venden y otra lo que siente? Quiero decir que, por ejemplo, vos como músico vas a poder hacer una canción tecno, o acústica, o con dos palitos, pero la música va a ser música igual. El problema surge cuando se necesita recurrir a una máquina para hacer música, o a una aparente novedad para hacer periodismo. Juan: Lo que sucede también es que el periodismo de rock funciona como una especie de ente clasificador, que trata de categorizar el material que recibe. En eso los suplementos de rock de los diarios son bastante emblemáticos… creo que es en el Sí donde al menos una vez por mes sale una especie de glosario con términos que hay que conocer para entender determinados géneros. ¿Es necesario? Juan: Creo que los géneros son una categoría de la industria discográfica inventados para habilitar una batea nueva en una disquería. Para inventar un gusto. Y también creo que hay discos fundacionales de géneros… en los últimos años hubo muchos ejemplos. Después aparecen 50.000 grupos atrás haciendo lo mismo. Gabriel: El caso de Portishead… Juan: El caso de Portishead, de Massive Attack… de Tricky… ¿Y creés que, más allá de cualquier género, la palabra independiente tenga sentido? Juan: La independencia es un modo de funcionamiento y de relacionarse con el mercado, y uno decide hacer las cosas por su cuenta porque a lo mejor es la única posibilidad que tiene, o porque le parece que es el mejor modo. Desgraciadamente, la mayoría de las bandas no tienen otra alternativa. Creo que algunas logran zafar de eso con mayor suerte y otras con menos. |
¿Creés que perrocandil puede llegar a trascender a un nivel así?
Gabriel: ¿cómo cuartos integrantes en otras charlas?, no sé… por un lado sí. Yo empecé a hacer música porque quería ocupar el lugar para otra gente que ciertos músicos ocupaban mi vida. Hay una canción de los Smiths que dice ‘no te olvides de las canciones que te hicieron reir y de las canciones que te hicieron llorar’. Y… hay expectativas pero… yo a esta altura tengo una sensación de descreimiento en la actitud del periodismo hacia los grupos chicos… por ahí me voy al carajo con lo que voy a decir, pero me parece inevitable que cuando uno está en una posición de poder quiera favorecer a sus amigos, pretender lo contrario es absurdo… Juan: Lo que sucede es que es muy delicado el límite en que en vez de ayudarlos, los perjudicás también ¿no? Gabriel: ¿Te parece? Juan: Y, porque eso que vos decías lo sabe todo el mundo, entonces alguien puede entender tu gesto como una especie de apoyo incondicional al amigo al márgen de los valores que tenga lo que hace. Gabriel: Seguro, pero es tan pequeño el nivel de la música no-oficial nacional y es tan grande el grado de amistad que… las expectativas son infinitas, pero a esta altura tenemos una onda de descreimiento que… hace poco me encontré con un periodista, y me decía que si yo pretendo que por dejar un cassette y que los temas sean buenos, la gente me llame y me diga que es bárbaro, estoy en pedo. Honestidad brutal
Florencio Travieso es el bajista. Llegó veinte minutos después de concluída la nota. Florencio Travieso es quien golpea la puerta vestido al mejor estilo CQC, y quien viene de interpretar las palabras de Strassera y las abuelas de plaza de Mayo a un escritor norteamericano que trabaja en un libro sobre el PRN. Pero la memoria le jugó una mala pasada, y al concluir se tomó un taxi al 3100 de… ¿Terrero? “maldigo esa calle porque tiene esa altura… toqué a la puerta, estaba entreabierta y había una señora adentro, le digo ‘¿disculpe, acá es la redacción de petronilo?’, y me pregunta si está bien la dirección, me fijo y tenía anotada esa. Pido un teléfono y me lo ofrece: ‘usalo rápido porque me tengo que ir’. Ahí me entero de que la calle era Terrada… Tuve suerte de que en un radio de 30 cuadras haya dos calles con nombres tan parecidos. Le pregunto dónde me puedo tomar un taxi y me invita a compartir uno con ella. Viajo en la parte de adelante, la tipa se baja y la ayudo con las bolsas. Le agradezco, paga su tarifa y se va. Seguimos viaje y cuando llegamos el taxista me dice ‘este es el culo del mundo’. Es cierto. Lo que más me llamó la atención fue el gesto de confianza de la señora. Fue un momento raro… y bueno… esperaba encontrarme con gente un poco más canosa”. Florencio trabaja en video y tenía nociones mínimas de música. “Accedí a tocar un bajo prestado… pero mi interés musical es más intuitivo, es sano para mí”. Para ser un integrante de Perrocandil “hay que bancarse lo que venga, tiene que haber empatía… fuerza y sensibilidad”, reconoce que “hay diferencias y por eso hay intercambio de información y conocimiento. Inclusive las peleas, en el compact están representadas por el tiempo entre tema y tema”. Músicos autoexigentes, que se divierten pegando listas de temas y borradores de canciones en las paredes de la facultad. Perrocandil se completa con Diego Cimet (batería, 25) y Hernán Laita (fotografía y accesorios, 27). |
Gabriel: Hubo un período de dos o tres años en el que la palabra independiente estaba de moda en los suplementos…
Juan: Bueno, porque ahí tenía que ver con el indie rock americano ¿no?
Gabriel: Claro, a cierto nivel ahí estaba Beck… pero más allá de la cuestión independiente, tengo la sensación de que algunos grupos tiene demasiada imagen y poco tema. Creo que hay muchos grupos que, contrariamente a nosotros, saben cómo venderse… es decir, no me importa tanto que un grupo sea independiente pero si que tenga una correlación con su forma de venderse.
Es que la música es un producto, y hoy un producto es paraque la gente lo compre…
Juan: Es para eso. Me parece que asimilar independencia a una especie de resistencia al mercado es absurdo, porque los discos son para eso. Creo que el problema más complicado que tienen para resolver los independientes es llegar al disco. La falta de recursos les mina la evolución. A la vez el fenómeno de la música electrónica y de que los músicos se conviertan cada vez más en bichos de laboratorio que pueden hacer un disco en su casa solos, los va a ayudar, porque van a aumentar las posibilidades de fabricar un cd con pocos recursos. Tal vez nunca lleguen a venderlo a más de 100 personas en las salidas de los shows, pero va a permitir obtener los pasos necesarios de esa evolución.
Gabriel: Sí, hoy por hoy fabricar un cd es relativamente barato, y los podés vender en tus shows y en diez disquerías alternativas, pero ¿cuánto tiempo va a tardar para estar en oferta? El problema dejó de ser la edición material y sigue siendo la difusión.
Juan: El problema sigue siendo que ese disco se vuelva una necesidad para una cantidad de público pequeña.
Gabriel: Para mí es un círculo cerrado con lugares para tocar, discos para vender, y prensa. Los lugares te piden que lleves gente y la prensa te pide que toques más o menos seguido.
Yo creo que hay cosas que escapan a ese círculo. Algunos grupos tienen éxito aunque no lo tomen en cuenta. En todo caso el problema del artista es no poder renovarse a partir de la exposición consciente de su obra. ¿Cómo es estar en el otro extremo, exponiéndose diariamente?
Juan: Cuando hacés un programa de radio de cuatro horas diarias desde hace seis años es como una parte de tu rutina diaria. Me parece que lo más importante es acompañar a la gente, sobre todo pensando en tiempos tan grandes y en una rutina tan cotidiana. Es una mezcla de espontaneidad con cosas que puedas preparar, y muchas veces probás cosas en vivo. Yo trato de revalorizar la improvisación, de buscar frescura en determinadas situaciones.
¿Qué pasa cuando estás mal y tenés que salir al aire?
Juan: Y, le pongo el pecho. La gente que te escucha todos los días, porque tiene la radio prendida en la casa, en el trabajo o en la escuela, no la mueve. Creo que el oyente de radio en ese sentido es bastante sedentario y se da cuenta de todo. Se da cuenta cuando tenés un mal día, y se lo banca o no.
Te pasan cosas como que en un día te llamen cinco oyentes para recomendarte que te operes de la vista…
Juan: Eso fue rarísimo… Lo que pasa es que cualquier cosa muy privada que digas la recibe mucha gente. Estabamos hablando de miopía y un transplante de córnea y…
Gabriel: La exposición… debe ser rara.
Juan: Sí, a veces te genera una especie de vértigo y de deseo de reclusión, de no querer hablar de nada. Pero bueno, es algo con lo que hay que lidiar.
¿Hubo algún motivo en especial por el que hayas aceptado ésta entrevista?
Gabriel: Mató que vengas, yo pensaba que no ibas a poder. Encima ayer tuviste tele y hoy venís de hacer un programa largo…
Juan: No… vine porqueme pareció buena onda. Conocía la revista desde el Homenaje a Pixies y Sonic Youth, que me pareció un ejemplo bastante bueno de que se pueden hacer cosas casi de la nada, y recordaba que Perrocandil estaba ahí… ¿Por qué no? Hay un punto en el que no son tan distintos nuestros trabajos. Todos tratamos de intervenir en la cultura… No tomando a la cultura como algo sagrado, ni riguroso o pretencioso. A mí Inrockuptibles la satisfacción más grande que me da es la de poder invitar a la gente a que se interese en descubrir otras cosas que quizás ignoran. Se trata de intervenir, sin hablar desde una posición de autoridad ni con soberbia. Además la posibilidad de generar eventos… A mí es lo que más me apasiona. Darle lugar a los grupos que no pueden tocar, o proyectar películas que no tienen lugar para su proyección. La proyección de “Dársena Sur” que organizamos en la fundación PROA tuvo mucho que ver con que después se haya estrenada en cine.
Gabriel: La posibilidad de influir, ¿no?
Juan: Claro, intervenir desde otro lugar, por eso trato mucho de despegar la revista del trabajo que hago en la Rock & Pop. La máquina de los medios es una máquina de vender, y si porque yo trabajo en los medios tengo que estar vendiendole cosas a la gente todo el tiempo. No quiero que parezca que esto también se lo vendo de la misma manera… necesito venderlo más todavía, pero quiero que sobreviva bien.
La inminente concreción de un festival con bandas francesas y argentinas para noviembre, se entremezcla con el sabor amargo que le dejó la última experiencia Inrockuptibles-Gobierno de la Ciudad.
Juan: No sé si confío demasiado en la relación que tenemos con la Municipalidad, pero me gustaría que Buenos Aires Vivo se pueda convertir en un ciclo donde puedan tocar muchos grupos. Igual sé que, con todas las mierdas que hubo, esos grupos probablemente no hubieran podido tocar nunca para esa cantidad de gente. Estaría bueno que los organizadores traten a todos los artistas por igual… que esa supuesta apertura que tiene el gobierno sea real, y no una especie de pose enla que parecería que importa más la cantidad de gente que asiste a esos eventos.
Gabriel: Uno no está de acuerdo con eso pero la política es así. Relacionándolo con la revista, me parece que mientras más gente hay, más limitada es la información que podés dar.
Juan: Yo creo que lo que hay es diversificación. Me parece que cuanto más grande es el público, más diverso es. A menos que tengas una estructura muy grande que te garantice cierta previsibilidad, nada te asegura que unabuena canción, o una revista, o un programa vaya a ser un éxito. En realidad las cosas encuentran su público. Y tampoco tenés manera de saber que es lo que le gusta de lo que hacés a la gente.
Gabriel: Igual vos tenés la posibilidad de buscar el punto más minoritario de la mayoría, de dar un matiz distinto desde adentro.
Juan: Se trata de explotar espacios que convengan para mostrar cosas, pero en cuanto veo que hay algo que me inspira desconfianza, me abro.
En sus mundos habituales, Gabriel intenta cotejar con la antropología el arte que lo circunda “pero no sé si lo aprendo solamente en la facultad. Ese tipo de cosas como ller a Salinger y a Cheever, o escuchar música… a R.E.M., Spinetta, o los Smiths, siento que a cierto nivel todos están buscando lo mismo… en distintos momentos, ¡a veces todos se van al carajo!”.
Juan reconoce trabajar mucho, y cuando puede no hacerlo está en su casa, lee, escucha discos, o va al cine y a recitales. “Obviamente voy mucho a los eventos que organiza la revista, ahí me entero de bastantes cosas… después es como una especie de carrera ridícula, porque siempre es más lo que se te escapa que lo que llegás a asimilar, pero también es muy difícil no pensar en términos de trabajo. Para mí es un trabajo acotar el lugar de trabajo en mi vida.”Gabriel supone que es una vida de conexiones constantes, y lo asocia al recuerdo de sus ex compañeros de oficina, que “vivían relacionando su vida al trabajo”. “Sí. Si no tenés una oficina te la inventás”, se ríe Juan antes de irse a cumplir con otro compromiso.
Juan: Bueno, porque ahí tenía que ver con el indie rock americano ¿no?
Gabriel: Claro, a cierto nivel ahí estaba Beck… pero más allá de la cuestión independiente, tengo la sensación de que algunos grupos tiene demasiada imagen y poco tema. Creo que hay muchos grupos que, contrariamente a nosotros, saben cómo venderse… es decir, no me importa tanto que un grupo sea independiente pero si que tenga una correlación con su forma de venderse.
Es que la música es un producto, y hoy un producto es paraque la gente lo compre…
Juan: Es para eso. Me parece que asimilar independencia a una especie de resistencia al mercado es absurdo, porque los discos son para eso. Creo que el problema más complicado que tienen para resolver los independientes es llegar al disco. La falta de recursos les mina la evolución. A la vez el fenómeno de la música electrónica y de que los músicos se conviertan cada vez más en bichos de laboratorio que pueden hacer un disco en su casa solos, los va a ayudar, porque van a aumentar las posibilidades de fabricar un cd con pocos recursos. Tal vez nunca lleguen a venderlo a más de 100 personas en las salidas de los shows, pero va a permitir obtener los pasos necesarios de esa evolución.
Gabriel: Sí, hoy por hoy fabricar un cd es relativamente barato, y los podés vender en tus shows y en diez disquerías alternativas, pero ¿cuánto tiempo va a tardar para estar en oferta? El problema dejó de ser la edición material y sigue siendo la difusión.
Juan: El problema sigue siendo que ese disco se vuelva una necesidad para una cantidad de público pequeña.
Gabriel: Para mí es un círculo cerrado con lugares para tocar, discos para vender, y prensa. Los lugares te piden que lleves gente y la prensa te pide que toques más o menos seguido.
Yo creo que hay cosas que escapan a ese círculo. Algunos grupos tienen éxito aunque no lo tomen en cuenta. En todo caso el problema del artista es no poder renovarse a partir de la exposición consciente de su obra. ¿Cómo es estar en el otro extremo, exponiéndose diariamente?
Juan: Cuando hacés un programa de radio de cuatro horas diarias desde hace seis años es como una parte de tu rutina diaria. Me parece que lo más importante es acompañar a la gente, sobre todo pensando en tiempos tan grandes y en una rutina tan cotidiana. Es una mezcla de espontaneidad con cosas que puedas preparar, y muchas veces probás cosas en vivo. Yo trato de revalorizar la improvisación, de buscar frescura en determinadas situaciones.
¿Qué pasa cuando estás mal y tenés que salir al aire?
Juan: Y, le pongo el pecho. La gente que te escucha todos los días, porque tiene la radio prendida en la casa, en el trabajo o en la escuela, no la mueve. Creo que el oyente de radio en ese sentido es bastante sedentario y se da cuenta de todo. Se da cuenta cuando tenés un mal día, y se lo banca o no.
Te pasan cosas como que en un día te llamen cinco oyentes para recomendarte que te operes de la vista…
Juan: Eso fue rarísimo… Lo que pasa es que cualquier cosa muy privada que digas la recibe mucha gente. Estabamos hablando de miopía y un transplante de córnea y…
Gabriel: La exposición… debe ser rara.
Juan: Sí, a veces te genera una especie de vértigo y de deseo de reclusión, de no querer hablar de nada. Pero bueno, es algo con lo que hay que lidiar.
¿Hubo algún motivo en especial por el que hayas aceptado ésta entrevista?
Gabriel: Mató que vengas, yo pensaba que no ibas a poder. Encima ayer tuviste tele y hoy venís de hacer un programa largo…
Juan: No… vine porqueme pareció buena onda. Conocía la revista desde el Homenaje a Pixies y Sonic Youth, que me pareció un ejemplo bastante bueno de que se pueden hacer cosas casi de la nada, y recordaba que Perrocandil estaba ahí… ¿Por qué no? Hay un punto en el que no son tan distintos nuestros trabajos. Todos tratamos de intervenir en la cultura… No tomando a la cultura como algo sagrado, ni riguroso o pretencioso. A mí Inrockuptibles la satisfacción más grande que me da es la de poder invitar a la gente a que se interese en descubrir otras cosas que quizás ignoran. Se trata de intervenir, sin hablar desde una posición de autoridad ni con soberbia. Además la posibilidad de generar eventos… A mí es lo que más me apasiona. Darle lugar a los grupos que no pueden tocar, o proyectar películas que no tienen lugar para su proyección. La proyección de “Dársena Sur” que organizamos en la fundación PROA tuvo mucho que ver con que después se haya estrenada en cine.
Gabriel: La posibilidad de influir, ¿no?
Juan: Claro, intervenir desde otro lugar, por eso trato mucho de despegar la revista del trabajo que hago en la Rock & Pop. La máquina de los medios es una máquina de vender, y si porque yo trabajo en los medios tengo que estar vendiendole cosas a la gente todo el tiempo. No quiero que parezca que esto también se lo vendo de la misma manera… necesito venderlo más todavía, pero quiero que sobreviva bien.
La inminente concreción de un festival con bandas francesas y argentinas para noviembre, se entremezcla con el sabor amargo que le dejó la última experiencia Inrockuptibles-Gobierno de la Ciudad.
Juan: No sé si confío demasiado en la relación que tenemos con la Municipalidad, pero me gustaría que Buenos Aires Vivo se pueda convertir en un ciclo donde puedan tocar muchos grupos. Igual sé que, con todas las mierdas que hubo, esos grupos probablemente no hubieran podido tocar nunca para esa cantidad de gente. Estaría bueno que los organizadores traten a todos los artistas por igual… que esa supuesta apertura que tiene el gobierno sea real, y no una especie de pose enla que parecería que importa más la cantidad de gente que asiste a esos eventos.
Gabriel: Uno no está de acuerdo con eso pero la política es así. Relacionándolo con la revista, me parece que mientras más gente hay, más limitada es la información que podés dar.
Juan: Yo creo que lo que hay es diversificación. Me parece que cuanto más grande es el público, más diverso es. A menos que tengas una estructura muy grande que te garantice cierta previsibilidad, nada te asegura que unabuena canción, o una revista, o un programa vaya a ser un éxito. En realidad las cosas encuentran su público. Y tampoco tenés manera de saber que es lo que le gusta de lo que hacés a la gente.
Gabriel: Igual vos tenés la posibilidad de buscar el punto más minoritario de la mayoría, de dar un matiz distinto desde adentro.
Juan: Se trata de explotar espacios que convengan para mostrar cosas, pero en cuanto veo que hay algo que me inspira desconfianza, me abro.
En sus mundos habituales, Gabriel intenta cotejar con la antropología el arte que lo circunda “pero no sé si lo aprendo solamente en la facultad. Ese tipo de cosas como ller a Salinger y a Cheever, o escuchar música… a R.E.M., Spinetta, o los Smiths, siento que a cierto nivel todos están buscando lo mismo… en distintos momentos, ¡a veces todos se van al carajo!”.
Juan reconoce trabajar mucho, y cuando puede no hacerlo está en su casa, lee, escucha discos, o va al cine y a recitales. “Obviamente voy mucho a los eventos que organiza la revista, ahí me entero de bastantes cosas… después es como una especie de carrera ridícula, porque siempre es más lo que se te escapa que lo que llegás a asimilar, pero también es muy difícil no pensar en términos de trabajo. Para mí es un trabajo acotar el lugar de trabajo en mi vida.”Gabriel supone que es una vida de conexiones constantes, y lo asocia al recuerdo de sus ex compañeros de oficina, que “vivían relacionando su vida al trabajo”. “Sí. Si no tenés una oficina te la inventás”, se ríe Juan antes de irse a cumplir con otro compromiso.