El Proyecto Patagonia
Los dos miembros fundadores de la Fundación Suflé –que por el momento funciona en la clandestinidad y desean mantenerse en el anonimato para que no los fajen por las razones expuestas en el reportaje– revelaron ante el corresponsal de petronilo! su interesantísimo proyecto que, de concretarse, contribuirá al afianzamiento de la unión nacional y el poblamiento de zonas olvidadas de la geografía argentina.
Entrevista de Alejandro Bermúdez
-¿Podrían explicarle a nuestros lectores los lineamientos básicos del ‘Proyecto Patagonia’ que impulsa la Fundación Suflé?
-Así como hay sectores para fumadores y no fumadores, se trata de crear sectores para futbolistas y no futbolistas, para futboleros y no futboleros. Y pensando en el gran problema que tiene la Argentina de la patagonia despoblada, nosotros desarrollamos la idea de trasladar todo lo que sea fútbol a la Patagonia.
-¿Qué se trasladaría, específicamente?
-Las canchas, los clubes, los hinchas, los programas de televisión y sus comentaristas, las remeras, todo el merchandising.
-Pero ¿cómo se podrían trasladar los clubes? Me refiero en particular a esas grandes masas edilicias tales como el Estadio Mundialista de Sacachispas.
-No, van a a tener que construir otro estadio allí, los mogólicos. Y los estadios que queden acá se reciclarían, es decir, ya no va a haber más fútbol, por lo menos no fútbol profesional.
–Lo que nosotros detestamos no es el fútbol en sí mismo como deporte. Está bien que haya fútbol en las plazas y los potreros, que de hecho es una costumbre que los pibes fueron perdiendo porque se acostumbraron a verlo por cable. Lo que nos parece deleznable es el fútbol profesional, ese gran comercio infame, y todo el vicio y la degeneración que genera; sobre todo los hinchas. ¡A la Patagonia con ellos!
-Nosotros, por ejemplo, somos amantes del arte, y fijate vos que cuando uno va a un recital tiene que tolerar cantitos de cancha que han llegado a crear rivalidad entre bandas que no tienen otro problema que su público; podemos citar, por ejemplo, el caso de Pimpinella y Fausto Papetti. Y sin ir más lejos, esté el caso de los skinheads, y esto que voy a decir está escrito en los libros de historia.
-¿Ah, sí? ¿En cuál?
-En el mío de la secundaria, al márgen, con birome, no muy lejos de un retrato de Sarmiento, que también era pelado; y lo que iba a contarte es esto: los primeros skinheads fueron hooligans –barrabravas ingleses- que se cortaban el pelo para que no los agarre la policía.
-En pocas palabras, ¿cómo se instrumentaría en su proyecto el reacondicionamiento de los estadios?
-Básicamente, se trata no sólo de aprovechar las estructuras que van a estar en desuso, sino de darle actividades alternativas a la gente, para que no sufran la falta de entretenimiento. El plan consiste, en primer lugar, en la transformación de algunos estadios en anfiteatros para recitales, porque no son muy cómodos actualmente; lo importante es el arte y la cultura, por ejemplo Pimpinella y Fausto Papetti, los dos juntos en la misma fecha y al mismo tiempo, para mostrar que, de una puta vez, se acabaron el fútbol, los cantitos, los hinchas y la rivalidad. También vamos a desarrollar en invierno campeonatos del juego de la Oca ya empezó, iaiaó, ajedrez, damas chinas, ludo.
-El Ula-ula va a ser el juego del verano. Tenemos proyectado que cada ululista pueda tener realmente mucho espacio, digamos cuatro metros cuadrados, y aún de esa manera habría mucho más que veintidós ululistas en la cancha, lo cual habla a las claras de la superioridad de este evento, emplear las gradas para ubicar al jurado y al público, que también va a tener su voto mediante aplausómetros.
-Es un mayor aprovechamiento del espacio, que está hecho de cara a la Argentina superpoblada, la del siglo veinticinco mil, y es sabido que hombre prevenido vale por dos, lo cual es precisamente un problema en un país superpoblado. También tenemos la intención de forestar algunos estadios, de forma tal que los árboles sirvan para tender redes y hamacas paraguayas, con lo cual tendríamos los estadios dedicados no sólo a más de un solo deporte, sino a oxigenar el aire y contribuir a una solución definitiva del problema de la vivienda y a un estilo de vida mucho más sano.
-Sin ir más lejos, tenemos el problema de los alimentos que se ingieren durante los partidos, como por ejemplo, choripanes. En estos campeonatos de Ula-ula, en lugar de vender esas porquerías tenemos pensado ofrecer rodajas de pionono, arrolladitos primavera, sanguchitos de jamón, queso y tomate y mayonesa y ensalada de frutas. Y todo ello acompañado por té de limón, té de frutilla, té de durazno, té de mandarina…
-Vos imaginate qué glorioso estar sentado en la tribuna de River viendo quinientas colegialas haciendo Ula-ula, comiéndote un arrolladito primavera y tomando un té de durazno. ¿Qué mejor te puede pasar?
-Yo realmente me lo imagino y me emociono. Un día soleado, mi pionono y yo, cientos de colegialas haciendo Ula-ula…
-Se los ve realmente entusiasmados con este proyecto…
-Nosotros incluso ya tenemos algunas ideas para la inauguración de lo que sería el sector no futbolero de la Argentina: planteamos pasar con un gran camión por todas las casas de deportes para recoger todas las camisetas de fútbol y hacer una gran bandera multicolor de la unión nacional de la Argentina sin odio y sin violencia, e invitar a todos los poetas a que escriban poemas sobre los balones, para ser luego pateados al río en un simbólico acto.
-¿Los balones o los poetas?
-Yo realmente me lo imagino y me emociono. Un día soleado, mi pionono y yo, y miles de pelotas flotando sobre el río de la plata…
-Por último, yo quiero llamar a todos los que adhieran a este proyecto a escribir a esta revista mandando sus nombres y direcciones para que nosotros podamos hacerles llegar un folleto explicativo e invitarlos a nuestras reuniones de los martes al mediodía. Por una Argentina sin fútbol, sin odio, sin violencia, por mucho té y pionono.
Entrevista de Alejandro Bermúdez
-¿Podrían explicarle a nuestros lectores los lineamientos básicos del ‘Proyecto Patagonia’ que impulsa la Fundación Suflé?
-Así como hay sectores para fumadores y no fumadores, se trata de crear sectores para futbolistas y no futbolistas, para futboleros y no futboleros. Y pensando en el gran problema que tiene la Argentina de la patagonia despoblada, nosotros desarrollamos la idea de trasladar todo lo que sea fútbol a la Patagonia.
-¿Qué se trasladaría, específicamente?
-Las canchas, los clubes, los hinchas, los programas de televisión y sus comentaristas, las remeras, todo el merchandising.
-Pero ¿cómo se podrían trasladar los clubes? Me refiero en particular a esas grandes masas edilicias tales como el Estadio Mundialista de Sacachispas.
-No, van a a tener que construir otro estadio allí, los mogólicos. Y los estadios que queden acá se reciclarían, es decir, ya no va a haber más fútbol, por lo menos no fútbol profesional.
–Lo que nosotros detestamos no es el fútbol en sí mismo como deporte. Está bien que haya fútbol en las plazas y los potreros, que de hecho es una costumbre que los pibes fueron perdiendo porque se acostumbraron a verlo por cable. Lo que nos parece deleznable es el fútbol profesional, ese gran comercio infame, y todo el vicio y la degeneración que genera; sobre todo los hinchas. ¡A la Patagonia con ellos!
-Nosotros, por ejemplo, somos amantes del arte, y fijate vos que cuando uno va a un recital tiene que tolerar cantitos de cancha que han llegado a crear rivalidad entre bandas que no tienen otro problema que su público; podemos citar, por ejemplo, el caso de Pimpinella y Fausto Papetti. Y sin ir más lejos, esté el caso de los skinheads, y esto que voy a decir está escrito en los libros de historia.
-¿Ah, sí? ¿En cuál?
-En el mío de la secundaria, al márgen, con birome, no muy lejos de un retrato de Sarmiento, que también era pelado; y lo que iba a contarte es esto: los primeros skinheads fueron hooligans –barrabravas ingleses- que se cortaban el pelo para que no los agarre la policía.
-En pocas palabras, ¿cómo se instrumentaría en su proyecto el reacondicionamiento de los estadios?
-Básicamente, se trata no sólo de aprovechar las estructuras que van a estar en desuso, sino de darle actividades alternativas a la gente, para que no sufran la falta de entretenimiento. El plan consiste, en primer lugar, en la transformación de algunos estadios en anfiteatros para recitales, porque no son muy cómodos actualmente; lo importante es el arte y la cultura, por ejemplo Pimpinella y Fausto Papetti, los dos juntos en la misma fecha y al mismo tiempo, para mostrar que, de una puta vez, se acabaron el fútbol, los cantitos, los hinchas y la rivalidad. También vamos a desarrollar en invierno campeonatos del juego de la Oca ya empezó, iaiaó, ajedrez, damas chinas, ludo.
-El Ula-ula va a ser el juego del verano. Tenemos proyectado que cada ululista pueda tener realmente mucho espacio, digamos cuatro metros cuadrados, y aún de esa manera habría mucho más que veintidós ululistas en la cancha, lo cual habla a las claras de la superioridad de este evento, emplear las gradas para ubicar al jurado y al público, que también va a tener su voto mediante aplausómetros.
-Es un mayor aprovechamiento del espacio, que está hecho de cara a la Argentina superpoblada, la del siglo veinticinco mil, y es sabido que hombre prevenido vale por dos, lo cual es precisamente un problema en un país superpoblado. También tenemos la intención de forestar algunos estadios, de forma tal que los árboles sirvan para tender redes y hamacas paraguayas, con lo cual tendríamos los estadios dedicados no sólo a más de un solo deporte, sino a oxigenar el aire y contribuir a una solución definitiva del problema de la vivienda y a un estilo de vida mucho más sano.
-Sin ir más lejos, tenemos el problema de los alimentos que se ingieren durante los partidos, como por ejemplo, choripanes. En estos campeonatos de Ula-ula, en lugar de vender esas porquerías tenemos pensado ofrecer rodajas de pionono, arrolladitos primavera, sanguchitos de jamón, queso y tomate y mayonesa y ensalada de frutas. Y todo ello acompañado por té de limón, té de frutilla, té de durazno, té de mandarina…
-Vos imaginate qué glorioso estar sentado en la tribuna de River viendo quinientas colegialas haciendo Ula-ula, comiéndote un arrolladito primavera y tomando un té de durazno. ¿Qué mejor te puede pasar?
-Yo realmente me lo imagino y me emociono. Un día soleado, mi pionono y yo, cientos de colegialas haciendo Ula-ula…
-Se los ve realmente entusiasmados con este proyecto…
-Nosotros incluso ya tenemos algunas ideas para la inauguración de lo que sería el sector no futbolero de la Argentina: planteamos pasar con un gran camión por todas las casas de deportes para recoger todas las camisetas de fútbol y hacer una gran bandera multicolor de la unión nacional de la Argentina sin odio y sin violencia, e invitar a todos los poetas a que escriban poemas sobre los balones, para ser luego pateados al río en un simbólico acto.
-¿Los balones o los poetas?
-Yo realmente me lo imagino y me emociono. Un día soleado, mi pionono y yo, y miles de pelotas flotando sobre el río de la plata…
-Por último, yo quiero llamar a todos los que adhieran a este proyecto a escribir a esta revista mandando sus nombres y direcciones para que nosotros podamos hacerles llegar un folleto explicativo e invitarlos a nuestras reuniones de los martes al mediodía. Por una Argentina sin fútbol, sin odio, sin violencia, por mucho té y pionono.